martes, 17 de julio de 2012

No puedo negar lo que soy (la cabra tira al monte)

Ayer tenía el día inspirado, así que decidí aprovecharlo y me puse a escribir un relato. 
En principio tenía pensado enviarlo a un certamen de relatos cortos que ofrece un premio bastante suculento (6000 € para el ganador y 3000 € para el finalista, lo que se traduce en pasta pagar las facturas durante muchos muchos meses). 

Tampoco os penséis que tenía mucha esperanza ni siquiera en acercarme a los primeros puestos del certamen, pero ya se sabe, por probar no perdía nada. ¿Dónde está el problema?, pues en que se trata de
un certamen de relatos digamos "serios". ¿Y eso es un problema?, hombre, pues en principio no, de hecho me puse a escribirlo con muchas ganas, pero a medida que iba avanzando en la trama me di cuenta de que sin yo quererlo la cosa iba derivando hacia terrenos más propios del terror y la literatura fantástica, y por más que intentaba redirigir la cosa hacia un tipo de relato más costumbrista e introspectivo no había manera de cuadrarlo. 

Hablando claro, me estaba quedando una soberana mierda de relato, así que tras varios intentos infructuosos de salvar mi incursión en la "literatura seria" decidí mandarlo todo a tomar viento y escribir directamente lo que me salía de dentro. 
El resultado: ya tengo el relato acabado (bueno, me falta darle aún el último repaso, pero básicamente ya está), un pequeño cuento fantástico de 8 páginas con su titulito y todo. 

El certamen de marras tendrá que esperar, y eso si al final me sale algo medio decente para enviar, cosa que cada vez pongo más en duda. Si es que no puedo negarlo, lo quiera o no siempre que me pongo a escribir me acaba saliendo la vena fantástica ¿será que no estoy hecho para la escritura seria?

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